Una casa armada con 7 contenedores
En San Vicente, los arquitectos Gastón Loray y Justina Leone (leonelorayarquitectos.com.ar) diseñaron y construyeron su casa de dos plantas a partir de siete containers. Además de económica y ecológica, atrae por el vistoso juego de volúmenes que propone.
Los árboles jóvenes del jardín posterior se adelantan al contrafrente de la casa. La planta alta está recubierta con unas placas llamadas Siding, un revestimiento compuesto por tablas de cemento con textura de madera de cedro, que se dejaron en su color natural. Los pisos exteriores son de cemento llaneado con helicóptero
El esqueleto de un container forma este parasol.
En la planta baja se puede ver la chapa de acero Corten original de los contenedores, que fue pintada de negro. Asimismo, las chapas que se cortaron se reutilizaron para generar el espacio de acceso en doble altura, la circulación vertical y la vinculación espacial entre las dos alas de la planta alta. Las puertas principal y secundaria también se resolvieron con retazos de chapas para que se mimetizaran con el resto del contenedor.
«Trabajamos los módulos de manera tal de generar un vacío que volara sobre el acceso y nos permitiera formar un parasol que resguardara de la sombra y proveyera la privacidad que un dormitorio necesita«, explican los arquitectos. En la planta baja es donde más se evidencia la materialidad de los containers. El trabajo de paisajismo contempla un border con plantas silvestres y árboles jóvenes.
El verde ingresa por los amplios ventanales.
«Quisimos introducir el entorno verde en la vivienda y lo capturamos constantemente en este proyecto, con grandes aberturas y marcos que dan al paisaje«, describen Loray y Leone.
Puertas y parasoles reutilizan la misma chapa que se caló en otros sectores y se funden con la estructura, en tanto unos cortinados permiten obtener privacidad cuando es necesaria.
De frente el módulo de los dormitorios.
En la planta baja se despliega el sector social de la casa, más un escritorio que alternativamente se conecta con el resto de la casa y logra independencia cuando hace falta. Todos estos espacios quedaron resueltos con tres contenedores de 40 pies; dos apareados por completo, y uno partido en dos mitades: una es la cocina y la otra, el estudio.
El ingreso a la casa está parquizado.
El sector privado tiene lugar en la planta alta con cuatro contenedores; en dos de ellos, apareados, se resolvió la habitación principal con el baño y el vestidor. Hacia el otro lado del puente, se suman un par de dormitorios con un baño compartido, más un lugar de juegos para niños realizados con los dos contenedores restantes.
Negro y amarillo en la escalera interior.
La escalera es de chapa plegada y la baranda, de caño redondo pintado de amarillo. «El puente en doble altura lo realizamos con la chapa sobrante del piso de de los contenedores y lo pintamos igual que la escalera», explican los arquitectos. Para la iluminación de la doble altura eligieron lámparas de filamento con cable de tela y las colocaron colgando desordenadas desde lo más alto.
Los containers todavía aparecen en la estructura de la escalera.
Una espina de circulación permite recorrer la casa francamente de punta a punta, sin interrumpir ninguna otra función, solo la de circular. En planta baja también se genero el espacio de cochera y ¨quincho¨ en semi cubierto, logrado por los contenedores de planta alta que ¨vuelan¨ sobre la planta
Muchos vanos fueron respetando el modulo ¨casi cuadrado¨ que nos da cada extremo del contenedor, intensificando así la impronta tan particular que estos tienen.
Fotos: gentileza estudio Loray Leone.
Fuente : INFOBAE